Juliol de 1898 Diario de Barcelona.
Publicació de tots els articles que ha hagut de traduir pel Diario de Barcelona en el mes de juliol. Sumen un total de 500 línies i guanya 31 pessetes.
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Dia 5 Edición de la Tarde "¡Al buen pistacho!" (86 línies).
¡AL BUEN PISTACHO!
¡Al buen pistacho, señores! ¡al buen pistacho!
Tal es el nuevo grito que, de algunos meses acá, repiten industriales levantinos, en la Bolsa, por las calles, en cafés, en cervecerías y al que han dado, por fin, carta de naturaleza, como la tenian ya otros diversos gritos mas ó menos originales que lanzan muchos baratilleros cosmopolitas. Este es un hecho evidente: la venta de tales frutos ha obtenido entre nosotros derechos de ciudadanía, y, así, las personas que compran pistachos no dejarán, á buen seguro, de leer con cierto interés los siguientes detalles que se ha prestado á darme Melkon-Assadou, creador de esa nueva industria callejera.
Melkon-Assadou es armenio. Obligado á abandonar Constantinopla en la época en que hubo allí horribles matanzas, juró no volver mas á una ciudad tan peligrosa para sus correligionarios, y la cicatriz de una bala de revólver que recibió en aquellos días nefastos, le recuerda su juramento cada vez que lleva la mano á la mejilla izquierda. En el buque que le conducía á Marsella, Melkon-Assadou, exhausto de dinero, preguntábase inútilmente á sí Mismo cómo se las compondría para vivir y comer en una ciudad cuyo idioma ignoraba, cuando una conversación con cierto griego compañero de viaje, llamado Jorge, le puso casualmente, si no en el camino de la fortuna, en el de obtener una ganancia módica é ingeniosamente asegurada.
Entre algunos balanceos de la nave, Jorge confió a Melkon-Assadou que iba á Marsella para esplotar la misma industria que habia ejercido en el Pireo, y en Atenas, esto es la venta de pistachos. Los detalles que oyó Assadou, le entusiasmaron hasta tal punto, que propuso á Jorge asociarsele. Cerróse el trato: y, en cuanto pusieran pie en tierra, los dos socios fueron á entenderse con un griego, negociante en nuestra villa. Desde entonces, se organizó en Marsella la venta de pistachos.
Molkon-Assadou los compra al natural, en sacos de 120 á 130 kilos, á un mercader que los recibe de Alepo; país en que, al parecer, florece Y fructifica el mejor alfóncigo ó pistachero; los adquiere á razón de un franco 80 centimos el kilo, comprendiendose en este precio los 50 céntimos que, por derecho de Aduana, debe pagra el kilo al entrar en el terrotorio fr M. Mèline.
Los pistachos desde luego se cascan, ó, mejor dicho, se entreabren por medio de un casca-nueces, tarea que ejecutan los armenios indígentes, que hay en nuestra villa, cuyo trabajo satisface Melkon-Assadou á razón de 10 céntimos el kilo.
Una vez abiertos los pistachos, Assadou los lava en agua pura; los sala luego; y, por fin, los pone á tostar durante cosa de media hora en el horno de un escelente panadero amigo suyo, quien, segun dicen, ha cogido tal apego al armenio, que no quiere cobrar nada por prestarle el horno.
Dispuestos así, los pistachos, para la venta, los entrega Assadon á compatriotas suyos á dos francos 50 céntimos el kilo, con lo cual beneficia unos 30 céntimos, pués él ha debido pagar el trabajo de los cascadores; el importe de la sal y, además, soportar la merma producida por los desperdicios.
Cuando Assadou ha provisto á los revendedores, él á su vez se constituye en vendedor; llena su cesta de pistachos tostados y salados, y como aquéllos, cruza la villa, lanzando en la terraza de los cafés, en los alrededores de la Bolsa, por todas partes, su pintoresco grito: "¡Al buen pistacho, señores! ¡Al buen pistacho!
Los aficionados compran los pistachos de dos maneras. Consiste la primera en pagarlos directamente: por un sueldo os darán doce pistachos y, como los vendedores han calculado que entran de 1.100 á 1.200 en kilo, resulta que de lo comprado por dos francos 50, sacan cuatro francos 50; es decir, un beneficio, en kilo, de dos francos.
La segunda manera, y la que más suele gustar al público, es jugar los pistachos á pares y nones. Este procedimiento hace verdadero furor por los alrededores de la Bolsa, entre cuatro y seis de la tarde, en que muchos corredores y negociantes no desdeñan, en lo mejor de una discusion de importantes asuntos arriesgar algunos céntimos á este juego.
A una seña del cliente, el vendedor que, con la cesta debajo del brazo izquierdo, ronda entre los grupos, se acerca y entreabre la cesta: toma aquel un puñado de pistachos en la mano, que saca sin abrirla.
El vendedor pronuncia luego á su voluntad: "¡Pares!" ó bien "¡Nones!". Abre entonces la mano él cliente: se cuentan los pistachos que hay y se ve si el número es par ó impar. Si el vendedor acertó se le devuelven los pistachos y se lo da un sueldo; si, por el contrario: yerra; debe entregar doce pistachos sin percibir remuneración alguna. Y vuelta á empezar, y así sucesivamente.
Segun Melkon-Assadou, los beneficios de los vendedores en el juego de pares y nones, fueran los mismos que los de la venta directa, á no haber en nuestra villa ciertos jugadores de mala fe que no tienen inconveniente en tomar los pistachos cuando ganan; pero que prefieren eclipsarle á pagar, si pierden. Con todo, las pérdidas por semejante concepto, son mas raras de dia en dia, toda vez que los vendedores se han vuelto desconfiados, abriendo el ojo, pero mucho ojo, y no han tardado en servirse de la potente nariz con que la naturaleza dota á la mayor parte de los armenios para oler de lejos y con seguridad quienes sean los buenos y los malos jugadores.
Debo añadir —para completar fielmente mi conferencia con el hombre á quien, si viviese en Chicago, á buen seguro llamarian el Rey de los pistachos,— que en Marsella se cuentan ya seis negociantes del artículo al por mayor: tres griegos y tres armenios; éntre estos Melkon-Assadou; los revendedores son como unos cuarenta, y no se venden y juegan menos de 100 kilos de pistachos diariamente en esta población. Hermosa cifra, sebre todo considerando. que semejante industria no se importó hasta el año pasado, hace justos y cabales, cinco meses.
Y todo hace esperar que aumente aun, y ello ha de ser á medida que los dueños de cafés, hostiles en un principio á consentir en sus establecimientos la venta de los pistachos—por el inconveniente de la profusion de las cascaras que se arrojan al suelo— se presten autorizarla, bajo la doble presion de los clientes aficionados a tal fruto y... de la cerveza que incitan á consumir los pitachos con su salsedumbre.
Leon Boudouresque.
(De Le Petit Marseillais).
Dia 7 Edición de la Tarde "Contra la tísis" (75 línies).
El doctor Grancher, uno de los principales colaboradores de Pasteur en las inoculaciones contra la rabia, acaba de leer en la Academia de Medicina un importantísimo informe sobre la tuberculosis. No se dirige solamente á los médicos é higienistas este trabajo, pues interesa á todos, de manera que nadie dejará de sacar gran provecho con leerlo y meditar las observaciones allí contenidas.
En efecto, nunca se repetirá lo bastante que la tuberculosis es un terrible azote que hace estragos en las grandes ciudades, en proporciones de que ya no se tiene duda. Bajo su forma mas frecuente, que es la tisis pulmonar, es causante, en una aglomeracion como la de París, por ejemplo, de una quinta parte de las defunciones que se registran. De cincuenta mil muertes, once mil son de tuberculosis. Y así en todas partes donde se agita una poblaclon densa y descuidada en cuanto á las reglas de la higiene.
La tuberculosis es producida por un microbio. Se le conoce, se ha podido aislarle; mas aun no se ha conseguido acertar con el medio de domesticarlo; es decir, de transformarlo en vaccino preservativo. Ello vendra, ciertamente, algun dia; mas, entretanto, fuera imprudencia y torpeza enorme dejar que el azote fuese tomando pié sin oponerse á sus estragos, cuando puede hacerse con éxito. Tal es lo que acaba de demostrar M. Grancher.
Esta peligrosa enfermedad no es hereditaria como generalmente se cree, pero sí es contagiosa, y de cada diez casos que se presentan, en los nueve, el contagio se produce por la respiracion. Los esputos del tísico contienen los gérmenes de la tuberculosis; una vez los esputos secos, los gérmenes se esparcen por el aire, y cuantos se hallan al alcance de ese aire infestado lo respiran. Para que los gérmenes se desarrollen, basta con que uno se halle momentáneamente debil, fatigado o indispuesto así como la germinacion de una semilla requiere un terreno bien preparado. Por está razon es que los hijos y parientes de los tuberculosos se ven atacados de tal enfermedad. A un niño en pañales que se halle padeciendo un cólico ó las molestias de la denticion, le basta la pequeña crísis que sufre para contraer la enfermedad terrible, que podria no atacarle, a encontrarse en buen estado.
En las grandes poblaciones, todos nos, hallamos espuestos á esperimentar debilidad y á respirar gérmenes malsanos. Así todos podemos contraer la temible afeccion; pero, si bien es útil que así conste, ello no debe asustarnos exageradamente. Así como el microbio respirado puede quedar sin accion hallando sano el cuerpo, es preciso vencer la accion infecciosa con volverlo rápidamente á un estado mejor. M. Grancher, á quien su larga práctica ha dado una autoridad indiscutible, demuestra que en el primer período de la enfermedad se pueden obtener curaciones, en proporcion de 80 á 90 por ciento, valiendóse de medidas higienicas en estremo sencillas. Basta con devolver al cuerpo toda su energia por medios de ejercicios al aire libre y una alimentacion sustanciosa, para destruir el mivrobio que la habia alterado.
De semejante pbservacion deriva la consecuencia de que los médicos yerran ocultando á sus enfermos el nombre da la temida enfermedad que les aqueja. Lo mas comun es decir al paciente, con objeto de que no se alarme, qué se trata de un gran romudizo, y esto cuando ya los sintomas de la tisis se han hecho evidentes. Están en un error. No es malo impresionar un poco al enfermo para obligarle á seguir al pie de la letra las prescripciones que se le hagan, tanto mas cuanto de él solo depende que se ejecuten: reposo en el campo, ejercicio al aire libre, nada de escesos y buena alimentacion.
Mas, si bien no tiene precio el saber curar con tanta sencillez á los tísicos en el primer período de su enfermedad, no se eche en olvido que fuera aun mas ventajoso evitar que ésta atacase á nadie. Si cada cual pusiese de su parte el debido empeño en conseguirlo, el número de tísicos seria tres cuartas partes menos, para la cual bastaría procurar que siempre fuese destruido el germen y que nadie estuviese espuesto á respirarlo.
El mejor remedio, pues, contra la propagacion de la tisis, es la limpieza; pero no esa limpieza que consiste en quitar con un plumero el polvo de los muebles, dejando que caiga al suelo y se esparza. Es preciso, si, quitar este polvo; que suele contar abundantes gérmenes de toda clase, pero hágase con un lienzo un poco húmedo. Hay que esterilizar, sobre todo, los vestidos y las piezas de ropa sucias. Deben, tambien ponerse dentro y fuera de las habitaciones escupideras fijas fáciles de lavar. En fin debe adoptarse en todo una limpieza médica.
Además, si en las casas particulares la propagacion del mal depende do sus habitantes, en todos los sitios públicos las respectivas administraciones tienen sus deberes que cumplir para conjurar la plaga.
En la escuela, en el cuartel, en los muelles, en los paraderos, en los vagones y ómnibus, en los teatros, en todas partes, siembran el contagio los tuberculosos, y M. Grancher espone por completo las medidas conducentes á prevenirse contra sus estragos. Nos falta espacio para seguirle en su notable informe, y debemos reducirnos á indicar la importancia valiosa que reviste. El director de Higiene y Sanidad públicas en el ministerio del Interior ha manifestado intencion de imprimir este trabajo en número de cincuenta mil ejemplares, con objeto de difundirlo algo por todas partes. ¡Quiera el cielo que en Francia se hallen cincuenta mil personas que lo lean y utilicen!
La tuberculosis es uno de los agentes mas activos de la despoblacion.— Félix Laurent
(De Le Petit Marseillais)
Dia 8 Edición de la Tarde "El índigo artificial" (60 línies).
Muchos departamentos del Mediodía de Francia que se dedicaban al cultivo de la rubia, han sido arruinados por el descubrimiento de la alizarina ó rubia artificial que se estrae del alquitrán dé hulla. Posible fuera que una catástrofe semejante amenazara á los paises productores del índigo, singularmente á Inglaterra, que posee en las Indias, sobre todo en Bengala, los plantíos de añil mas importantes y de mayor estima.
Los alemanes son quienes preparan este golpe á la industria inglesa, con el que amenazan desde hace tiempo. De algunos años a esta parté, la Compañia alemana Anillin und Soda Fabrick habia conseguido preparar una substancia azul capaz de utilizarse en el tinte, a la que llamí indigophor. Pero este producto salia demasiado caro para hacer competencia en el mercado al índigo natural.
Este éxito a medias, no se estimó como definitivo. Los primeros resultados se han ido perfeccionando, y á estas horas la Compañía alemana ofrece á sus corresponsales índigo casi químicamente puro y que, sin embargo, se fabrica por medio de esos alquitranes de hulla que parecen encerrar todas las riquezas y en, manos del químico, se transforman en toda suerte de tesoros.
Ahora, el precio se ha reducido á tal punto que hace posible la competencia. Es probable que mejoras posteriores en la fabricacion vuelvan la competencia aun mas temible. Solo la calidad podrá defender el producto natural, pues el índigo es materia cuyas propiedades especiales parecen, hasta ahora, desafiar toda concurrencia.
Para preparar el índigo vegetal tal como se fabrica hoy en las Indias y los demás países donde se produce, basta aplastar en el aire ambiente las hojas del añil. Mana entonces, un líquido, amarillo de pronto, que solo poco a poco toma la bella colaracion azul que da valor. Pero en realidad, ese liquido amarillo da origen á dos productos cuya mezcla en proporciones convenientes, caracteriza las buenas fabricaciones; esos dos productos son la indigotina o azul de índigo y el rojo de índigo. El azul domina y eclipsa al otro como coloración en la mezcla; mas el rojo que se le asocia, comunica al tinte un tono vivo que es muy estimado.
Hasta ahora, los alemanes no fabrican sino la indigotina y, además, con ésta, los baños no se preparan tan aprisa como antes; mas ambos inconvenientes que no dejan de ser una inferioridad, pueden desaparecer de un momento á otro. Bastará un esfuerzo y descubrir un rojo bien adecuado á la mezcla con el azul artificial y evitar así, que los compradores tengan que disentir todo lo que no sea el precio. El asunto es sencillísimo y de éxito probable.
Los alemanes confian llegar á vender el índigo artificial á una cuarta ó tercera parte menos que al de añil. Fuera esta una gran rebaja, capaz de justificar la creacion de importantes fabricaciones, pues el beneficio no seria menor de treinta ó cuarenta millones al año.
Actualmente, las Indias inglesas esportan el índigo por valor de 115 a 130 millones de francos. Francia, Alemania y Austria reciben, cada una, por ocho millones; los Estados Unidos, por catorce millones; lo restante, va á Inglaterra.
La pérdida de una cuarta parte en semejante cifra no es nada despreciable, y es de creer que los interesados harán todo lo posible para oponer resistencia.
La primera idea que se les ocurra, y la mas natural, será pedir á la China, que ha facilitado los medios con que atacarles, las armas para defenderse. Mucho hay que hacer para perfeccionar la planta tintórea y superar, á la vez, los rendimientos de la estraccion y la escencia del producto. Si el índigo de las Indias llegase á ser de tal calidad que no la igualase su rival alemana, claro está que la reduccion de precios tendria una importancia menor y que la lucha podría durar aun bastante-tiempo.
Pero es de creer que esta resistencia no se prolongue mucho y que asistamos á una de tantas revoluciones económicas como se han producido ya y que nadie es capaz de detener. Cada siglo tiene sus necesidades, sus recursos y sus procedimientos. El ferrocarril ha muerto las diligencias, la bujía ha muerto la vela, el petróleo está en vías de matar la lámpara de aceite. Sin que sea uno profeta, se puede prever que el índigo artificial reemplazará al natural, como la alizarina reemplazó la rubia, como los colores de anilina han reemplazado todas las antiguas tinturas vegetales. Siempre el progreso se levanta sobre alguna ruina.— Félix Laurent
(De Le Petit Marseillais)
(De Le Petit Marseillais)
Dia 14 Edición de la Tarde "Dos héroes españoles en Cuba" (66 línies).
Durante la guerra hispano-americana, se habrán podido muchas VeQCS registrar hechos de armas dignos de elogio, y si losamericanos, con su natural .Sangre 'fria, reali-zan actos como el.- del teniente Hobson en él «Merrimac», los españoles se •señalaron ciertamente por otros de ejemplar bravura; entre ellos, el que se vió mande la tomá'cle Victoria de 'las Tunas y de Cascorro, en la provincia oriental de Cuba, habla muy alto en pro del ejército de España. Victoria de las Tunas se hallaba defendida por una guarnicion de ciento einenenta hombres de infantería al mando de un capitan, acantonados en un fuerte sin cañonea' y • un destacamento de Veinte telegrafistas, á las ordenes de un sargento, acuartelados en el apostadero de telegrafía óptica.. . . . Calixto García, con 1.500 hombres y tres cañones de dinamita, sitió .10 .poblaci.01.,.; mas, á fin de economizar sus trepas, cuya incapacidad para un asalto formal conocia de sobra, decidió no servirse mas que de la artillería para destruir desde lejos las mezqui-nas defensas de los sitiados. • Colocada las piezas á mil metros, empezó un fuego lento, pero. certero, poUtra, fuerte y la ciudad; cada vez iban avanzando sus cañonea, y a los..qttinée días; el 'fuerte y.la Poblacion eran un montan de ruinas humeantes, entre. las 'cuales ya'elan la nuiY.Or parte. de sus defenSores;.solo el sargento telegrafista y veinte hembre.s Mas -quedabn. a en pié,. no sin heridas,,,disPulando aun la estacion telegráfica á loa sitiadore'A. • Mientras estos bravos soldados se batian, Hourdisan, pon una sangre fria estráoritl-liarla,' telegrafió todas las fases de la,acciori y—lo que es notable-..--la estaCion recePt'cira no pudo notar incertidumbre ni interrupcion alguna durante la transmision del tele- - grama. Imposible fuera describir éste hecho de armas sin copiar textualmente las últi-Mes.Palabras transmitidas por Hourdisan. Flelasaqui: .. • «El enemigo acaba dé avanzar sus cañones á menos le 200 metros... la estaeion lla destruida... en torne mio mis compañeros mueren con valor_ No somos ya mas que ocho._ la sed nos devera... un obús, reventando, nos ha reducido á cinco.,. acaba-de dar-me un trozo en una pierna... el cabo ha muerto valerosamente.,. habiendOme una bala roto el brazo: dereeno„sigo telegrafiando con; la mano izquierda.., el enemigo se apresta á dar el asalto_ mis últimos compañeros han muerte... Huir...» Aquí se detuvo el telegrama eu el momento en que la muerte sorprendió al hé0e que lo ,trasini tia .Algunos dias desinies, cuando ebgeneral Castellanos recuperó á VIO:irle de :11a.Tfi- , nal, entre los prisioneros que. lizo se encontraba un.oficial irisurrectO, por quien púo que, al ver éste y los suyos cesar el fuego y al penetrar en el fuerte, llevaron tecloS .ins-tintivarnente la mano al.sombrero para saludar los despojos de aquellos héroes infortu-nados.segundo hecho. heroico desarrollóse en la ciudad de Cascorro, situada no lejos de Nuevitas, puerto; principal de Puerto Principe. •. •Ladebíbguarnicion de Cascorro, tras de haber Sostenido un fuego Mortal, vióse enla precision dé replegarse en un fortin de madera, desde el cual, por espacio d e guinde • dias, se las hubo con los insurrectos en numero muy superior,. pero, en un momento dado,. faltandoileis viVeres, a.,.,,,otándose y.a las. municiones, se hizo ,itupoSible.prnibligar mucho aquella situaeion yel tenien t1, que mandaba aquel Puliado delorribres jugar él todo Por el todo y hacer una salida tratando de ,desalojar leS:,inaurreetos de une, casa,donde.0e...hablanlc`che fnertés, situada en. tina,-altUra` fine deininaba.el TOrtin., . nEelte.mainento tít:Soldadd.jóveTylltunadiv.E1WGolitmzldo.G árela, -soli0ite. Ole,: a, incendiar. la.•Calafesparel elido :porella b árrill tod p e tróled; ., Haciendose atará la cintura el estremo de una larga cuerda, á fin de que, en eastide muerte, su cuerpo no cayese en poder de los insurrectos, y llevando en la mant derecha
_ , I el barrilito dirigiose hacia la casa: tranquilamente • esparció el intlanrable líquido y le puso fuerro a pesar deldiluvio de balas que lluvia en torno suyo. .P,rt• m.1aro 010.1:¿1))111- sIgió ,i leo el j v¿tii da,111: e pit.uk tau-Jen r¡a; mieírtras que los I lis LIAT3-,c1-Ós huntauopoiz.el u iid o-se vieron o l gados.a -abandonar la3.,rinoliera-y á retirarse, cayendo miiplics de ellos :en u campo de batalla: • • - •• • • : El autor LIC esta•házaria.heróica, Ganzala:Gareía, • obtuvo en galardon la cruz laurea-da:de San Fernando, la mas alta; de las candeCoracionesespaholas; mas al recibir las in-signies,halIábase en el hospital abatido por el YÓ111i t o , del que sucurnbiózpocos dias_des. p:u.es, cabiéndole, sin embargó, el •cousuelo, de saber que la recompensa. gloriosa.iba á quedar en poder de su faniíEa.—J. Roure y Gonzalez.
(De Le Petit Marseillais)
(De Le Petit Marseillais)
Dia 18 Edición de la Tarde "La esclavitud en los Estados Unidos" (41 línies).
Está visto, que los Estados Unidos no dejan perder ocasión alguna de desvanecer las ilusiones de cuantos se complacen aun en considerar la gran república americana como el país clásico de la libertad, de la humanidad y de la independencia, y, ante consideracion semejante, cabe preguntarse qué opinarán de dicha nacion a estas horas sus fervientes admiradores, los Tocqueville y los Laboulaye, sabiendo, por ejemplo, que libre y diariamente se establecen mercados de esclavos en diversos puntos de aquel pais y sobre todo en California.
En efecto, resulta de las informaciones de la North Republican Review que la esclavitud existe bonitamente entre los chinos allí establecidos. Tan gran número hay de éstos en San Francisco de California, que la venta de esclavas (mujeres y niñas), ha llegado á ser un tráfico de los mas importantes, establecido bajo la proteccion de dós grandes sociedades mercantiles.
La mayor parte de esas mujeres han sido robadas en China é introducidas en América por medio de fraude ó de falsas delaraciones, obtenidas á menudo por las amenazas y la violencia. Conducidas luego al mercado, se las vende en pública subasta, como si fueran miserables reses.
Mas lo que parece increíble es que, habiéndose fugado una de ellas recientemente de la casa de su amo, el cónsul chino quiso hacerse entregar la fugitiva y aconsejó, finalmente, al mercader de esclavos, citarla ante el tribunal; cierto que no fué tenida alli en consideración la demanda del mercader; pero éste pudo adquirir el convencimiento de que en San Francisco de California se estima la esclavitud como una institucion regular en condiciones de obtener la proteccion de la ley americana.
De la revista citada al comienzo de este artículo, tomemos las siguientes notas sobre algunos de los precios que llegan á alcanzar las esclavos en el mercado de San Francisco: una chinita de nueve á doce años, de 750 á 2.500 francos; una niña de doce á diez y seis años, sobre todo si es de lindo rostro, se evalúa en un precio que oscila entre 2.500 y 7.500 francos. De ésta edad en adelante, las cifras llegan hasta 20.000 francos, á lo que hay que añadir que con tales precios se obtiene aun un interes de 20 á 30 por ciento, que, por cierto, no deja de ser tentador.
Pero, ¿á que insistir en tema semejante?
No valía la pena, en verdad, como observa uno de nuestros colegas, que los Estados Unidos se entregasen por espacio de tantos años á una espantosa guerra civil para abolir precisamente la esclavitud de los negros, si creian deber permitir á los chinos hasta el dia de hoy organizar en San Francisco o en otra parte mercados de esclavos. Fuera oportunisimo que la Señora Becher-Stowe, autora de "La cabaña del Tio Tom", célebre y popular novela inspirada, precisamente, en los males de la esclavitud; levantase la voz en son de enérgica protesta...—B.
(De Le Petit Marseillais)
Dia 19 Edición de la Tarde "Casilda de Trinidad" (33 línies).
Cuando, transportadas por los soberbios steamers de ruedas, verdaderos palacios flotantes que hacen el servicio de Batamanó á Santiago de Cuba, dejamos la bahia de Yagua, donde está la ciudad da Cienfuegos, llama la atencion la parte del Este por los graciosos montes de Sierra de Potvevillo y de Cumanayagua, de unos 1.000 metros de altura, que parecen deslizarse sobre el azul de las aguas, desenvolviéndose á medida que el buque avanza en este mar profundo para abordar el puerto de Casilda dominado por la ciudad de Trinidad.
Este maravilloso panorama, una vez'visto, no se olvida; y no tienen punto de comparacion con él las encantadas riberas del Bósforo ni las del Léman: tanto las galas de la vegetacion tropical aumentan los múltiples hechizos de esas risueñas costas cubanas.
Sobre una meseta de las primeras estribaciones de estas montañas, se levanta la graciosa, lindísima ciudad de Trinidad, fundada por Diego Velazquez, en marzo de 1514, despues de la conferencia que celebraron en Yagua él, Las Casas y Narvaez, en la que se acordó la fundacion de tres ciudades lejos de la costa, destinadas á sanatorio de aclimatacion para los colonos á quienes fuera nocivo el clima marítimo de Cuba; estas ciudades son Trinidad Sancti-Spiritus y Puerto Príncipe.
A través de los copudos cocoteros, los guayabos de embriagador perfume y los naranjos con sus frutos de oro, una línea férrea baja las suaves pendientes de la montaña, hasta llegar á Casilda, donde las casas sé escalonan al borde de una playa de argentadas arenas, al estremo de una rada cuyas aguas surcan mil naves de blanca vela.
El muelle cubierto donde atracan los grandes steamers, durante la corta permanencia de éstos, se puebla de una abigarrada multitud de vendedores, entre los cuales destacan los negritos dé blanquísimos dientes, ofreciendo los suculentos ananas; los racimos de doradas uvas, las amarillentas castañas de marañon y otras muchas sabrosas frutas de la flora tropical y de las zonas templadas que tiene el don de producir está privilegiada region de la misteriosa Cuba.
Este rincon pintoresco es el escogido por los americanos para llevar, sin previo aviso, la ruina y la muerte; los cañones monstruos de sus buques han bombardeado ya está linda ciudad inofensiva, al par que indefensa.—T. Roure y Gonzalez.
(De Le Petit Marseillais)
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