He aquí otra novela que paga también tributo á la costumbre casamentera: Las conseqüencías, de D. A. Careta y Vidal. En esta es ya más justificado, pero, analizándolo, se ve que también el autor ha querido que las gentes respiraran con satisfacción al llegar al final de su libro y dijeran: «al fin les casamos y que sean felices.»
Las conseqüencias no es una obra de grandes alientos; pero hay en ella la base de una novela. La falta algo que la eleve, que la engrandezca, y cierta ciencia de la novela moderna á que el autor parece dar menos importancia que á sus propias ideas.Los personajes parecen también, como los de L'hereu Noradell, aunque por otro estilo, moverse dentro de cierta atmósfera convencional que es muy común en las obras catalanas de este género. Hay igualmente cierto concepto de la novela que no es ya el de nuestra época, sino que resulta atrasado, acaso deliberadamente, acaso no.
Por supuesto que estos defectos no son únicamente de Las conseqüencias, sino que pueden hallarse iguales ó parecidos en otras muchas de las novelas que diariamente se escriben. Asi los que con facilidad se deleitan en la lectura da éstas, pasarán también un rato agradable leyendo la obra del señor Careta, on que hallarán una pintura moralizadora de los resultados de una falta amorosa que aumentó con uno más el número de los hijos naturales. El señor Careta no ha querido estudiar da esto más que uno de los inconvenientes con que tropieza en el mundo para abrirse paso un expósito: el de las dificultades que tiene un padre para cederle la mano de su hija. A mi modo de ver hubiera adquirido mucha más importancia la novela si esto no hubiera sido más que uno de tantos episodios y la acción se hubiera robustecido con algo más. Argumento nutrido, estilo nervioso y musculoso al mismo tiempo, pero con nervios y músculos de verdadero artista, capítulos bien redondeados, y nada de efectismos, y mucho estudio de caracteres, mucho bueno y grande en el cerebro del novelista, mucho fino, delicado y hondo en el corazón... ¡qué gran novela por escribir! ¡Y cuan seria la novela moderna cuando á estos cánones se ajusta! Ese es el modelo y no hay que desconocerlo ni tenerlo en poco.
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